Hablo
de la rubia esa a la que besó estando yo presente. No he
especificado,pero estoy segura de que Brian sabe a qué me refiero.
- No lo sé. Nunca he sentido eso llamado amor. Creo que no existe. Al menos como lo definen en los libros. Tú dices haberlo sentido. Explícame cómo es.
Respiro
hondo. No me apetece expresarme demasiado en este momento. Y menos
para abrir mi corazón y describir lo que sentía por él.
- Yo tampoco sé lo que es. Lo mío era un amor infantil. Sólo tenía catorce años.
Nos
quedamos callados un rato,acurrucados entre la naturaleza. Mecidos
por el canto de los mirlos que anidan entre estos árboles. Poco a
poco veo desaparecer mi malestar,que es sustituido por un extraño
estado de anestesia. Ni siento ni padezco. Sólo sé que quiero
quedarme así,abrazada por los brazos de Brian,sintiendo su calor y
su respiración,con una banda sonora de mirlos cantando para
nosotros. Veo ocultarse el sol,y a pesar de todo,me parece la puesta
de sol más hermosa que he presenciado en mis diecisiete años de
existencia. Cuando los últimos rayos de sol se ocultan,la oscuridad
nos envuelve. Estamos a finales de primavera,de modo que calculo que
serán las ocho y media de la tarde. Brian no dice nada,así que yo
tampoco comento que deberíamos volver a casa,porque ya ha
anochecido. No quiero que este momento de calma y seguridad pase
nunca. Ahora mismo mi pensamientos son muy contradictorios. Por un
lado,el rencor y el rechazo que sentía hacia Brian se han
desvanecido. Y sin embargo,sé que no quiero casarme con él,porque
aún me duele el recuerdo de él despreciándome,de él siendo un
cretino. ¿Y si volviese aquel Brian? No quiero estar casada con
alguien así. No puedo.
Transcurren
dos horas aproximadas desde que se ocultó el sol. Tanto Brian como
yo coincidimos al mismo tiempo en que tenemos que regresar,por mucho
que nos pese.
- Deberíamos volver...
Lo
comento yo,creo que a él le da corte después de lo
sucedido,obligarme a marchar.
- Sí,será lo mejor.
Cuando
sus brazos me abandonan,me siento de nuevo desprotegida. Se levanta y
luego me ayuda a hacerlo a mí. Debo de tener un aspecto
horrible,porque Brian se queda ahí plantado,sin dejar de mirarme.
Toso intencionadamente para llamar su atención. El parpadea y luego
esboza una sonrisa.
- ¿Crees que nos hemos reconciliado?Lo digo para decírselo a mis padres.
Albergo
mis dudas al respecto. A la vista está que ya no hay rencor por
ninguna de las dos partes. Lo que pasa es que...
- Yo diría que sí,pero...
- Lo sé,lo sé. Nada de boda. No te preocupes,no pienso obligarte.
Sonrío
aliviada. Ha sabido captar mis preocupaciones sin que me viese
obligada a pasar el mal rato de comunicárselo. Menos mal.
Brian
me pasa el brazo por los hombros y no me quejo ni me resisto. Aparte
de que tenemos que simular ser una pareja enamorada,no me molesta en
absoluto su gesto,me agrada. Nos ponemos en marcha. El camino está
oscuro. Por suerte hoy hay luna llena y se puede reconocer la salida
del parque. Normalmente me asustaría pasar por un lugar así tan
tarde,pero acompañada por Brian me siento mucho más segura.
Tardamos un rato en llegar al final del parque,y aún nos queda un
rato hasta llegar al barrio donde vivimos. No puedo evitar pensar en
la bronca que me caerá cuando llegue a casa tan tarde. Mis padres se
preocupan mucho con estas cosas. Sin percatarme,hago partícipe a
Brian de mis preocupaciones.
- Mis padres estarán muy enfadados. Cuando llegue a casa me espera una buena.
Brian
se toma su tiempo para contestar.
- Diles que hemos hecho las paces,y ya verás como se les pasa en enfado.
Suelto
una carcajada. Es cierto,para ellos lo más importante es mi relación
con mi prometido,eso seguro. Hablando de padres...Tengo algo que no
es mío. Introduzco la mano en mi bolsillo y extraigo un par de
billetes luego se los extiendo a Brian.
- Son de tu padre,era para comprarnos un helado.
La
voz de Brian suena un poco más fría de lo normal,pero no pierde su
puntito de picardía.
- ¿Un helado?Con esto podríamos comprar la heladería entera.
Su
comentario me divierte mucho porque es lo que pensé yo cuando su
progenitor me entregó los billetes.
- Se ve que a tu padre le importa mucho que nos reconciliemos.
Lo
digo casi sin pensar. No le concedo ninguna importancia al
comentario. Es la verdad. Nuestros padres siempre se han implicado
mucho en nuestra relación. Sin embargo,al segundo de decir
aquello,noto que es un error. No entiendo por qué. Es una sensación.
Brian no responde y entonces sé que he metido la pata hasta el
fondo. Aunque no vea el problema,sé que está ahí. Acabo de
cargarme un ambiente perfecto.
- Brian,¿qué...?
No
puedo terminar la frase porque alguien me aparta bruscamente de sus
brazos y me aleja de él. Contemplo la cara de espanto y sorpresa de
Brian. Es todo muy rápido. No estoy muy lejos de él y alguien me
tiene sujeta con fuerzas. Como estoy de espaldas a esa persona,no
puedo adivinar su identidad. Brian se queda quieta donde está.
Todavía no soy muy consciente de lo que está pasando. Al menos no
hasta que noto algo frío que acaricia mi cuello. La expresión de
miedo de Brian se me contagia a mí. Por fin comprendo qué esta
pasando. He oído hablar de este tipo de comportamiento,pero nunca lo
había visto en persona. Lo llaman delincuencia callejera. Y si no me
equivoco lo que está en contacto con mi cuello debe de ser algún
tipo de arma cortante. Trago saliva con dificultad. Mi vida está en
juego. Brian aprieta los puños con rabia.
- Aparta esa navaja de ella.
Miro
a mi alrededor buscando la ayuda extra de alguien. Pero en la calle
no hay ni un alma aparte de nosotros tres. Deben de ser ya las once.
- Dame el dinero y no mataré a tu novia.
Esa
voz ronca y cavernosa me pone los pelos de punta. Noto como aprieta
la navaja aún más contra mi piel,y empiezo a notar un ligero dolor.
Brian
da un paso al frente,y el atracador uno atrás.
- No te acerques o no la vuelves a ver con vida. Te lo aviso.- Brian agita el dinero con arrogancia.- Tíralo hacia aquí.
Brian
obedece y hace los billetes una pelotilla,para asegurarse de que
lleguen a su destino. Llegan justo a mis pies,y los miro sin saber
qué hacer.
- Tú,te vas a agachar muy despacito.
Sé
que se refiere a mí. Yo tampoco tardo nada en hacer lo que me dice
me agacho y me hace darme la vuelta para agarrarlos él mismo. Algo
me dice que ese hombre no se quedará tranquilo con el dinero y
buscará algo más. Quiero hacer algo,plantarle cara. ¿Pero cómo?
Veo que en momento de torpeza,demasiada confianza o avaricia,él
hombre aparta la navaja de mí,para coger los billetes con esa mano.
Debe haber supuesto que estoy demasiado atemorizada como para
intentar algo o que confío en que ya con el dinero me dejará
marchar. Pues ni una cosa ni la otra. No debería haberse confiado
conmigo. Le propino un empujón que nos hace precipitarnos a ambos
contra el suelo. Aprovecho la confusión para zafarme de sus garras y
me alejo a empellones.
- ¡Tú!¡Ahora te vas a enterar!
El atracador está furioso y se dirige
hacia mí navaja en mano. Retrocedo de espaldas,tropiezo con algo y
caigo al suelo otra vez. El hombre está a punto de abalanzarse sobre
mí. Me estoy despidiendo ya de este mundo cuando alguien aparta al
atracador de su trayectoria. Es Brian. Observo horrorizada cómo
forcejean los dos en el suelo. El malo va armado y eso le suma mucha
ventaja frente al bueno. No sé qué hacer. Sólo se me ocurre pedir
ayuda. Corro a una de las casas de enfrente y toco desesperadamente
el timbre. Nadie responde sigo tocando hasta que oigo un grito
desesperado de Brian. Vuelvo corriendo a ayudarle,rezando por que no
sea demasiado tarde. Veo que es el atracador el que está encima de
Brian y lo amenaza con la navaja a dos centímetros de su pecho. Él
intenta alejarla,pero le flaquean las fuerzas. Sé que no aguantará
mucho,busco desesperadamente una idea,la que sea. De momento sigo
corriendo hacia él,aunque sea para distraer la atención del
atracador. Algo falla y me encuentro de nuevo en el suelo. He vuelto
a tropezar. Miro con furia el culpable de mi tropiezo:un pedrusco del
tamaño de mi puño. Lo cojo y compruebo que pesa lo suficiente como
para dejar inconsciente a alguien golpeándolo con él. Es la única
solución que se me ocurre agarra el pedrusco,me acerco lo máximo
sin ser vista y lo lanzo contra el cráneo de ese hombre,suplicando
que no me falle la puntería. Doy en el blanco,y bastante fuerte,por
el sonido emitido en el contacto. El atracador cae al instante
inconsciente sobre Brian. Él lo aparta sin miramientos hacia un
lado. Me lanzó llorosa sobre él. Tiene un corte poco profundo en la
mejilla derecha y otro en el hombro,que le ha roto la la camisa,ahora
ensangrentada. Le abro el roto de la camisa con las manos para
examinar esa herida. Tiene mal aspecto,necesitará puntos de sutura.
Termino de arrancar la manga de la camisa y utilizo ese retal a modo
de venda. Él emite un ligero quejido.
- ¿Tiene mala pinta?
- Nah. - Sonrío mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas.- Tú puedes con esto y más.
Acaricio
su mejilla limpiando la sangre con mis dedos. Soy un poco escrupulosa
con este tipo de cosas. Bueno,muy escrupulosa. No obstante,tras el
miedo de haber estado a punto de perderlo,me siento tan
feliz,aliviada,que no puedo parar de hacerle cariñitos.
Y
a él,parece que le hacen sentir mejor. Me seca las lágrimas y
esboza una tierna sonrisa.
- ¿Cómo está ese desgraciado?
Casi
me da miedo volver a mirarlo. Aún así,debo hacerlo. Ayudo a Brian a
levantarse y nos acercamos juntos al hombre,que yace inconsciente a
un metro. Ahogo un grito al comprobar su identidad. Barba canosa de
un par de días,ojos ahuevados,nariz rechoncha con una inconfundible
cicatriz de tamaño de una uña justo en el centro. Yo estaba allí
cuando,a los siete años,me ayudó a recoger un gatito abandonado y
éste le atacó provocándole ese curioso arañazo. Yo era una cría
y él acababa de superar la barrera de los cuarenta. Claro que lo
conozco,es mi tío. No de sangre,contrajo matrimonio con la hermana
de mi padre muchísimo antes de que naciese. Siempre los vi muy
felices y enamorados,qué suerte la suya,hasta que mi tía pilló esa
enfermedad tan grave. Nunca me han dicho qué era,pero deduzco que se
trataba de un cáncer de los más graves. Él empezó a darse a la
mala vida y a la bebida. Cuando mi pobre tía falleció hace cinco
años,le perdimos la pista a su marido tras el funeral. Se mudó sin
previo aviso,y perdimos cualquier tipo de contacto. No lo he vuelto a
ver hacia ahora. Así ha acabado el bueno del tío Phil. Ese hombre
tan tierno que ayudaba a rescatar gatitos desamparados,es ahora un
burdo atracador. Brian también lo reconoce,porque su familia forma
prácticamente parte de la nuestra. Me abraza con fuerza,y yo lo
agradezco. Aún sigo mirando de reojo a ese hombre inconsciente en el
suelo. Si me preguntasen si es una mala persona,¿qué diría? Podría
pensar que sí,porque nos ha atracado a punta de navaja. Pero han
sido las circunstancias de la vida las que le han conducido a ello. Y
seguramente no atracaba por gusto. Tal vez necesitaba dinero,para
sobrevivir. O para comprar más de esa adicción que lo ha
atrapado,llamada Alcohol. Me agacho junto a él para acariciar su
cicatriz. Es una necesidad un poco extraña,pero hay algo que me
invita a hacerlo. Pobre hombre,¿qué harán ahora con él?¿Será
expulsado? Toco su piel,está muy frío. Demasiado.
- Brian,- Le indico que se acerque,con gesto histérico.- ¿no está demasiado frío?
Brian
está estudiando ciencias en el instituto,dice que quiere ser
cirujano. Me parece una profesión muy interesante. Yo me lo
plantearía,si no fuese por el pavor que me da abrir a un hombre con
un bisturí.
Presiona
con los dedos índice y corazón un punto exacto del cuello de mi
tío. No hace falta ser un genio para saber que le está tomando el
pulso. Permanezco expectante,pendiente de su dictado médico. Brian
se vuelve hacia mí con cara de circunstancias.
- ¿Y bien?¿Le has tomado el pulso?
Niega
con la cabeza muy lentamente,pesaroso.
- No hay nada que tomar,April.- Frunzo el ceño.- No tiene pulso. Está muerto.
Abro
los ojos como platos.
No
puede ser. Acabo de matar a un hombre. Soy una asesina.
http://www.youtube.com/watch?v=HQ7PF7izld8
No hay comentarios:
Publicar un comentario