viernes, 27 de julio de 2012

Capítulo 9. Live and let die.


Hablo de la rubia esa a la que besó estando yo presente. No he especificado,pero estoy segura de que Brian sabe a qué me refiero.
  • No lo sé. Nunca he sentido eso llamado amor. Creo que no existe. Al menos como lo definen en los libros. Tú dices haberlo sentido. Explícame cómo es.
Respiro hondo. No me apetece expresarme demasiado en este momento. Y menos para abrir mi corazón y describir lo que sentía por él.
  • Yo tampoco sé lo que es. Lo mío era un amor infantil. Sólo tenía catorce años.
Nos quedamos callados un rato,acurrucados entre la naturaleza. Mecidos por el canto de los mirlos que anidan entre estos árboles. Poco a poco veo desaparecer mi malestar,que es sustituido por un extraño estado de anestesia. Ni siento ni padezco. Sólo sé que quiero quedarme así,abrazada por los brazos de Brian,sintiendo su calor y su respiración,con una banda sonora de mirlos cantando para nosotros. Veo ocultarse el sol,y a pesar de todo,me parece la puesta de sol más hermosa que he presenciado en mis diecisiete años de existencia. Cuando los últimos rayos de sol se ocultan,la oscuridad nos envuelve. Estamos a finales de primavera,de modo que calculo que serán las ocho y media de la tarde. Brian no dice nada,así que yo tampoco comento que deberíamos volver a casa,porque ya ha anochecido. No quiero que este momento de calma y seguridad pase nunca. Ahora mismo mi pensamientos son muy contradictorios. Por un lado,el rencor y el rechazo que sentía hacia Brian se han desvanecido. Y sin embargo,sé que no quiero casarme con él,porque aún me duele el recuerdo de él despreciándome,de él siendo un cretino. ¿Y si volviese aquel Brian? No quiero estar casada con alguien así. No puedo.
Transcurren dos horas aproximadas desde que se ocultó el sol. Tanto Brian como yo coincidimos al mismo tiempo en que tenemos que regresar,por mucho que nos pese.
  • Deberíamos volver...
Lo comento yo,creo que a él le da corte después de lo sucedido,obligarme a marchar.
  • Sí,será lo mejor.
Cuando sus brazos me abandonan,me siento de nuevo desprotegida. Se levanta y luego me ayuda a hacerlo a mí. Debo de tener un aspecto horrible,porque Brian se queda ahí plantado,sin dejar de mirarme. Toso intencionadamente para llamar su atención. El parpadea y luego esboza una sonrisa.
  • ¿Crees que nos hemos reconciliado?Lo digo para decírselo a mis padres.
Albergo mis dudas al respecto. A la vista está que ya no hay rencor por ninguna de las dos partes. Lo que pasa es que...
  • Yo diría que sí,pero...
  • Lo sé,lo sé. Nada de boda. No te preocupes,no pienso obligarte.
Sonrío aliviada. Ha sabido captar mis preocupaciones sin que me viese obligada a pasar el mal rato de comunicárselo. Menos mal.
Brian me pasa el brazo por los hombros y no me quejo ni me resisto. Aparte de que tenemos que simular ser una pareja enamorada,no me molesta en absoluto su gesto,me agrada. Nos ponemos en marcha. El camino está oscuro. Por suerte hoy hay luna llena y se puede reconocer la salida del parque. Normalmente me asustaría pasar por un lugar así tan tarde,pero acompañada por Brian me siento mucho más segura. Tardamos un rato en llegar al final del parque,y aún nos queda un rato hasta llegar al barrio donde vivimos. No puedo evitar pensar en la bronca que me caerá cuando llegue a casa tan tarde. Mis padres se preocupan mucho con estas cosas. Sin percatarme,hago partícipe a Brian de mis preocupaciones.
  • Mis padres estarán muy enfadados. Cuando llegue a casa me espera una buena.
Brian se toma su tiempo para contestar.
  • Diles que hemos hecho las paces,y ya verás como se les pasa en enfado.
Suelto una carcajada. Es cierto,para ellos lo más importante es mi relación con mi prometido,eso seguro. Hablando de padres...Tengo algo que no es mío. Introduzco la mano en mi bolsillo y extraigo un par de billetes luego se los extiendo a Brian.
  • Son de tu padre,era para comprarnos un helado.
La voz de Brian suena un poco más fría de lo normal,pero no pierde su puntito de picardía.
  • ¿Un helado?Con esto podríamos comprar la heladería entera.
Su comentario me divierte mucho porque es lo que pensé yo cuando su progenitor me entregó los billetes.
  • Se ve que a tu padre le importa mucho que nos reconciliemos.
Lo digo casi sin pensar. No le concedo ninguna importancia al comentario. Es la verdad. Nuestros padres siempre se han implicado mucho en nuestra relación. Sin embargo,al segundo de decir aquello,noto que es un error. No entiendo por qué. Es una sensación. Brian no responde y entonces sé que he metido la pata hasta el fondo. Aunque no vea el problema,sé que está ahí. Acabo de cargarme un ambiente perfecto.
  • Brian,¿qué...?
No puedo terminar la frase porque alguien me aparta bruscamente de sus brazos y me aleja de él. Contemplo la cara de espanto y sorpresa de Brian. Es todo muy rápido. No estoy muy lejos de él y alguien me tiene sujeta con fuerzas. Como estoy de espaldas a esa persona,no puedo adivinar su identidad. Brian se queda quieta donde está. Todavía no soy muy consciente de lo que está pasando. Al menos no hasta que noto algo frío que acaricia mi cuello. La expresión de miedo de Brian se me contagia a mí. Por fin comprendo qué esta pasando. He oído hablar de este tipo de comportamiento,pero nunca lo había visto en persona. Lo llaman delincuencia callejera. Y si no me equivoco lo que está en contacto con mi cuello debe de ser algún tipo de arma cortante. Trago saliva con dificultad. Mi vida está en juego. Brian aprieta los puños con rabia.
  • Aparta esa navaja de ella.
Miro a mi alrededor buscando la ayuda extra de alguien. Pero en la calle no hay ni un alma aparte de nosotros tres. Deben de ser ya las once.
  • Dame el dinero y no mataré a tu novia.
Esa voz ronca y cavernosa me pone los pelos de punta. Noto como aprieta la navaja aún más contra mi piel,y empiezo a notar un ligero dolor.
Brian da un paso al frente,y el atracador uno atrás.
  • No te acerques o no la vuelves a ver con vida. Te lo aviso.- Brian agita el dinero con arrogancia.- Tíralo hacia aquí.
Brian obedece y hace los billetes una pelotilla,para asegurarse de que lleguen a su destino. Llegan justo a mis pies,y los miro sin saber qué hacer.
  • Tú,te vas a agachar muy despacito.
Sé que se refiere a mí. Yo tampoco tardo nada en hacer lo que me dice me agacho y me hace darme la vuelta para agarrarlos él mismo. Algo me dice que ese hombre no se quedará tranquilo con el dinero y buscará algo más. Quiero hacer algo,plantarle cara. ¿Pero cómo? Veo que en momento de torpeza,demasiada confianza o avaricia,él hombre aparta la navaja de mí,para coger los billetes con esa mano. Debe haber supuesto que estoy demasiado atemorizada como para intentar algo o que confío en que ya con el dinero me dejará marchar. Pues ni una cosa ni la otra. No debería haberse confiado conmigo. Le propino un empujón que nos hace precipitarnos a ambos contra el suelo. Aprovecho la confusión para zafarme de sus garras y me alejo a empellones.
  • ¡Tú!¡Ahora te vas a enterar!
El atracador está furioso y se dirige hacia mí navaja en mano. Retrocedo de espaldas,tropiezo con algo y caigo al suelo otra vez. El hombre está a punto de abalanzarse sobre mí. Me estoy despidiendo ya de este mundo cuando alguien aparta al atracador de su trayectoria. Es Brian. Observo horrorizada cómo forcejean los dos en el suelo. El malo va armado y eso le suma mucha ventaja frente al bueno. No sé qué hacer. Sólo se me ocurre pedir ayuda. Corro a una de las casas de enfrente y toco desesperadamente el timbre. Nadie responde sigo tocando hasta que oigo un grito desesperado de Brian. Vuelvo corriendo a ayudarle,rezando por que no sea demasiado tarde. Veo que es el atracador el que está encima de Brian y lo amenaza con la navaja a dos centímetros de su pecho. Él intenta alejarla,pero le flaquean las fuerzas. Sé que no aguantará mucho,busco desesperadamente una idea,la que sea. De momento sigo corriendo hacia él,aunque sea para distraer la atención del atracador. Algo falla y me encuentro de nuevo en el suelo. He vuelto a tropezar. Miro con furia el culpable de mi tropiezo:un pedrusco del tamaño de mi puño. Lo cojo y compruebo que pesa lo suficiente como para dejar inconsciente a alguien golpeándolo con él. Es la única solución que se me ocurre agarra el pedrusco,me acerco lo máximo sin ser vista y lo lanzo contra el cráneo de ese hombre,suplicando que no me falle la puntería. Doy en el blanco,y bastante fuerte,por el sonido emitido en el contacto. El atracador cae al instante inconsciente sobre Brian. Él lo aparta sin miramientos hacia un lado. Me lanzó llorosa sobre él. Tiene un corte poco profundo en la mejilla derecha y otro en el hombro,que le ha roto la la camisa,ahora ensangrentada. Le abro el roto de la camisa con las manos para examinar esa herida. Tiene mal aspecto,necesitará puntos de sutura. Termino de arrancar la manga de la camisa y utilizo ese retal a modo de venda. Él emite un ligero quejido.
  • ¿Tiene mala pinta?
  • Nah. - Sonrío mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas.- Tú puedes con esto y más.
Acaricio su mejilla limpiando la sangre con mis dedos. Soy un poco escrupulosa con este tipo de cosas. Bueno,muy escrupulosa. No obstante,tras el miedo de haber estado a punto de perderlo,me siento tan feliz,aliviada,que no puedo parar de hacerle cariñitos.
Y a él,parece que le hacen sentir mejor. Me seca las lágrimas y esboza una tierna sonrisa.
  • ¿Cómo está ese desgraciado?
Casi me da miedo volver a mirarlo. Aún así,debo hacerlo. Ayudo a Brian a levantarse y nos acercamos juntos al hombre,que yace inconsciente a un metro. Ahogo un grito al comprobar su identidad. Barba canosa de un par de días,ojos ahuevados,nariz rechoncha con una inconfundible cicatriz de tamaño de una uña justo en el centro. Yo estaba allí cuando,a los siete años,me ayudó a recoger un gatito abandonado y éste le atacó provocándole ese curioso arañazo. Yo era una cría y él acababa de superar la barrera de los cuarenta. Claro que lo conozco,es mi tío. No de sangre,contrajo matrimonio con la hermana de mi padre muchísimo antes de que naciese. Siempre los vi muy felices y enamorados,qué suerte la suya,hasta que mi tía pilló esa enfermedad tan grave. Nunca me han dicho qué era,pero deduzco que se trataba de un cáncer de los más graves. Él empezó a darse a la mala vida y a la bebida. Cuando mi pobre tía falleció hace cinco años,le perdimos la pista a su marido tras el funeral. Se mudó sin previo aviso,y perdimos cualquier tipo de contacto. No lo he vuelto a ver hacia ahora. Así ha acabado el bueno del tío Phil. Ese hombre tan tierno que ayudaba a rescatar gatitos desamparados,es ahora un burdo atracador. Brian también lo reconoce,porque su familia forma prácticamente parte de la nuestra. Me abraza con fuerza,y yo lo agradezco. Aún sigo mirando de reojo a ese hombre inconsciente en el suelo. Si me preguntasen si es una mala persona,¿qué diría? Podría pensar que sí,porque nos ha atracado a punta de navaja. Pero han sido las circunstancias de la vida las que le han conducido a ello. Y seguramente no atracaba por gusto. Tal vez necesitaba dinero,para sobrevivir. O para comprar más de esa adicción que lo ha atrapado,llamada Alcohol. Me agacho junto a él para acariciar su cicatriz. Es una necesidad un poco extraña,pero hay algo que me invita a hacerlo. Pobre hombre,¿qué harán ahora con él?¿Será expulsado? Toco su piel,está muy frío. Demasiado.
  • Brian,- Le indico que se acerque,con gesto histérico.- ¿no está demasiado frío?
Brian está estudiando ciencias en el instituto,dice que quiere ser cirujano. Me parece una profesión muy interesante. Yo me lo plantearía,si no fuese por el pavor que me da abrir a un hombre con un bisturí.
Presiona con los dedos índice y corazón un punto exacto del cuello de mi tío. No hace falta ser un genio para saber que le está tomando el pulso. Permanezco expectante,pendiente de su dictado médico. Brian se vuelve hacia mí con cara de circunstancias.
  • ¿Y bien?¿Le has tomado el pulso?
Niega con la cabeza muy lentamente,pesaroso.
  • No hay nada que tomar,April.- Frunzo el ceño.- No tiene pulso. Está muerto.
Abro los ojos como platos.
No puede ser. Acabo de matar a un hombre. Soy una asesina.
 http://www.youtube.com/watch?v=HQ7PF7izld8

No hay comentarios:

Publicar un comentario