Mientras
reflexiono sobre todo aquello tumbada en mi cama,noto que la cabeza
me empieza a dar vueltas. No me sorprende. Siempre siento un ligero
mareo al retroceder a tiempos tan difíciles. Aunque los que
acontecen ahora no lo son menos. Tengo una certeza que se precipita
sobre mí a un ritmo imprevisible. Imposible averiguar cuando tocará
tierra. Voy a ser desterrada de FairyTale. O como aquí lo
llaman,reeducada. Se supone que te sueltan en el extraradio,en las
afueras,mejor conocido como,el infierno en la Tierra. Allí tú
tienes todo el tiempo del mundo para reflexionar y pensar en lo que
has hecho y luego,pasados cinco,ocho o trece años,puedes presentarte
frente a las compuertas de la muralla con algo que demuestre que
estás arrepentido y has cambiado. No me preguntéis qué,porque no
soy capaz de imaginar nada. ¿Qué prueba debería aportar yo para
demostrar que creo en las bodas concertadas? Realmente ni me importa.
No tengo intención de regresar a FairyTale. Además,eso de que dejen
volver a entrar a alguien que haya pisado el infierno en la Tierra,lo
pongo en cuarentena. Jamás nadie ha solicitado volver a
entrar,porque a quien es reeducado,no
se le vuelve a ver el pelo. Eso me inquieta muchísimo,por qué
mentir. Y aunque consiguiese volver con una prueba de mi cambio,¿me
dejarían entrar? Aquí se toman muy en serio lo de las normas. Y no
sería una buena propaganda eso de dejar entrar a un delincuente en
FairyTale. Porque si se admiten las segundas oportunidades,significa
que ser “malo” no es tan imperdonable. Y si ser “malo” no es
tan malo,entonces no le veo el sentido a esas estrictas y
dictatoriales normas. Por eso pongo en cuarentena el rollo
comprensible que ha adquirido nuestro gobierno. Lo cierto,es que
pongo en tela de juicio todo lo que por aquí se cuece. No hay que
fiarse. Bueno,no entiendo ni por qué reflexiono sobre ello. Cuanto
más lo pienso,más claro tengo que no quiero volver a FairyTale.
Mamá
me hace levantarme de la cama para ayudarle a tender la ropa. Doy por
hecho que cualquier actividad monótona pero que requiera una mínima
participación por mi parte me ayudará a pensar en otra cosa. Entre
pinza y pinza,aprovecho para estudiar de reojo a mi madre. Aún no he
averiguado cuánto sabe de lo acontecido con Brian,y del muchacho
tampoco conozco mucho más. No es que me desviva por él,pero soy
humana y la expresión dolida que vi en sus ojos no logro borrarla de
mi mente por mucho que me empeño. Recuerdo esas últimas palabras:
No me conoces. Crees que sí y que puedes juzgarme. Pues te
equivocas.
Creo
que lo conozco bastante. En lo que llevo de vida he descubierto muy
bien cómo funciona Brian. Somos como dos polos opuestos que se
repelen. Cuando yo me acercaba a él,él se alejaba de mí. Y ahora
que yo me alejo,es él el que se aproxima. No habrá mucho más.
Aparte de eso,sé que es falso y rebelde. Finge cumplir las normas y
quién sabe cuántas habrá incumplido. Mira por dónde,ahora soy yo
la rebelde,la que no se va a casar. No he escuchado nunca ningún
caso de alguien que haya rehuido de su matrimonio. Aunque tal vez
esos incidentes se lleven muy en secreto. De pronto la intriga me
supera y decido pasarle mis dudas a mamá.
- ¿Conoces algún caso de unos prometidos que no hayan llegado a casarse?
Mi
madre deja de tender y arquea una ceja,intrigada.
- ¿Aquí? No,claro que no. En FairyTale todos respetamos las normas.
- Y a los que no las respetan,fuera. ¿No?
No
especifico ese término de fuera.
No obstante,a ella le basta con ello para escandalizarse.
- ¡April!¿Otra vez con eso? Creí que ya habíamos zanjado el tema. Los que no merecen vivir en este pueblo de armonía,pues se van. Y es justo. Además,hoy en día casi nadie es...expulsado.
Paso
por alto el miedo que sufre al pronunciar la palabra
expulsado. Lo que no puedo
tolerar es una mentira tan gorda. En FairyTale al menos tres personas
son expulsadas al día. Estamos perdiendo población a una velocidad
fascinante. Y este,¿un pueblo de armonía? Discrepo en tantas cosas
que prefiero volver al tema anterior.
- Entonces,¿no conoces a nadie que se rebelase contra su boda?
Duda
unos instantes.
- No,ya te he dicho que no. Por cierto...- Se acerca a mí para acariciarme la mejilla con dulzura.- Esta pregunta tan extraña,no tendrá nada que ver con tu cercano enlace con Brian,¿verdad?
Se
me corta la respiración.
- ¿Qué...?
- Habéis discutido,¿no es cierto?Y ahora temes que no quiera casarse contigo. Por eso hace dos semanas que no le vemos el pelo a él por la casa.
¿Cómo
describir lo que siento en este momento?
Por
una parte,me indigna que mamá piense que podría estar preocupada
porque Brian,y recalco,Brian no quiera contraer matrimonio conmigo.
Por otra parte,debo reconocer que es mejor que crea eso que el que se
entere de que soy yo la que renuncia al enlace. Así que me acojo a
mi papel de actriz e interpreto lo mejor que puedo mi desolación.
- Sí,es eso. ¿Sabes algo de él?
Me
parece una buena forma de matar dos pájaros de un tiro.
- Claro,cielo. Sus padres y nosotros ya nos olíamos algo,porque estáis los dos muy raros. Él sigue haciendo vida normal. Pero según me cuenta Louis,a veces se le va la cabeza a otro lugar. Es como si ya no estuviese allí. Estaba muy asustada,y yo le comenté que no se preocupase tanto,que a ti te sucede desde hace años,y sigues bien.
Me
parece...¿bien?que mamá tranquilice a la madre de Brian
argumentando que a mí también se me va la cabeza. No sé qué
pensar en este momento. Tal vez vaya siendo hora de que haga una
visita a Brian. Hace mucho que no voy a su casa por voluntad propia.
Termino de tender la ropa y de paso recojo del tendedero una camisa
blanca que ya está seca. La combinaré con unos vaqueros. Ahora
tengo una docena de ellos. Veo que mi madre observa lo que hago con
recelo.
- April,¿por qué te empeñas en coger la ropa antes de que esté planchada?
¡Qué
suerte la suya! Lo que más le preocupa en este momento es que me
ponga ropa arrugada. Si supiera lo que se avecina en menos de un
año...
- Voy a ver a Brian.
El
simple hecho de que acuda a hablar con mi prometido hace desaparecer
su molestia por la ropa. Esboza una alegre sonrisa.
- Muy bien. Ya verás como no es nada. Total,no vais a ser ahora vosotros los primeros en no casaros,¿no?
Cuánta
verdad hay en esa simple broma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario