lunes, 23 de julio de 2012

Capítulo 3. A million raindrops.

- No me voy a casar contigo,Brian.
El ruido de la taza estrallándose contra el suelo y los miles de pedazos volando por el aire amortigua mis palabras. Levanto la mirada,sobresaltada,y me encuantro con las manos temblorosas de Brian,que ya no sostienen su taza. Me resulta imposible adivinar lo que está experimentando,ya que está de espaldas. Sólo me puedo guiar por esas manos temblorosas,y no son muy buena señal.
El café derramado acaricia los dedos de mis pies. Siento que esa sencilla sensación me descarga por completo. Así,más relajada,espero a ver qué hace Brian. El problema es que Brian no hace nada. Se agacha para recojer los trozos de porcelana de la taza con las manos,y los deposita en el cubo de basura. Me sabe mal verlo tan apagado. Incluso siendo Brian. Incluso habiéndome despreciado con total naturalidad minutos antes. Me agacho junto a él para ofrecerle mi ayuda. Bah,en realidad no se la ofresco,lo ayudo sin más. Allí abajo,busco su mirada en repetidas ocasiones. Todo es en vano. Me siento obligada a decir algo. Sucede a menudo,no soporto los silencios violentos.
- Ten cuidado. Podrías cortarte.
soy consciente de la estupidez que acabo de proferir. A Brian lo último que le importará ahora es cortarse o no con un trozo de porcelana. Tiene tan poco en cuenta mi comentario como lo he tenido yo. De modo que,seguimos en silencio recogiendo los pedazos de algo que se ha roto. Y no me refiero a la taza,sino al matrimonio,a nuestra extraña relación. No puedo evitar pensar en el sguiente paso a dar. Si incumplo alguna norma,sea la que sea,seré juzgada por el Consejo Real,y desterrada,no me cabe la menor duda. Y luego fuera,¿qué haré? No conozco ese sitio,ni los peligros que allí habitan. Estaré sola. Sólo con pensarlo,se me encoge el corazón. ¿No habrá nadie que añore la libertad tanto como yo y quiera ir en su busca?Tal vez,mis padres...No. Ellos ya tienen hecha su vida aquí. Espera,les destrozaré el corazón cuando me expulsen. No volveré a verlos. Es tan alto el precio de la libertad que no estoy segura de si quiero pagarlo.
Entre tanto,Brian se ha levantado y deposita los últimos pedazos en la papelera. Me pongo en pie de un salto. Es como un impulso,pero de pronto no quiero que se vaya,no quiero estar sola.
- Siento lo de la taza. Diles a tus padres que os traeré una nueva en cuanto pueda.
Su voz es ronca e inexpresiva.
- No te preocupes por ella,era tan fea que mi madre estaba deseando deshacerse de ella. Y mi padre,ni siquiera la echará en falta.
No soy muy dada a bromear tan temprano,y menos aún con Brian. Sin embargo,siento que debo hacerlo. Me derrumbo al ver que Brian no esboza ni una triste sonrisa. Se da la vuelta y se dirige hacia la salida con paso firme. Lo sigo hasta el jardín de la entrada. Allí lo agarro del brazo y él se vuelve bruscamente. Permanecemos congelados,a pocos centrímetros de distancia. Su aroma fresco a vainilla invade todos mis sentidos.
- Ay,¡mira la parejita!- Aparto la mirada de él para divisar desde la acera de enfrente a una amiga de mamá saludando. Dibujo una sonrisa forzada en mi rostro. Creo que Brian hace lo mismo.- Tranquilos,que tengo entendido que tenéis que esperar poco ya. Menos de un año para la boda,¿no?
Ambos asentimos con la cabeza,sin pensar en que esa boda ya no existe. Es una completa locura,y ahora me estoy dando cuenta de ello. ¿EN qué estaba pensando? La señora se aleja caminando entre risas condescendientes. Nos habrá visto muy enamorados Todo lo contrario de lo que sucede en realidad. En cuanto desaparece de nuestra vista,Brian pone otra vez cara de pocos amigos. Está a punto de marcaharse,y sé que tengo que actuar con rapidez.
- Brian,escucha. No quiero que te vayas así.
- ¿A ti qué más te da?Sólo piensas en ti.
Eso me ofende profundamente.
- Mira quién fue a hablar. El señor egocéntrico por excelencia.
- Me odias,¿no es así?
Le doy vueltas un par de veces.
- Brian,no...
No sé qué decir. Me ha caído siempre mal. Desde los doce años siempre se ha burlado de mí con sus amigos. Se quejaba una y otra vez de nuestra unión,maldiciendo su mala suerte. Me hacía sentir tan inútil. Parpadeo con rapidez para hacer desaparecer esos recuerdos. Brian se da cuenta de lo que pasa por mi cabeza,y se molesta aún más.
- No me conoces en absoluto. Crees que sí,que puedes juzgarme. Pues te equivocas.
Se aleja con pasos rápidos. Siento la necesidad de seguirlo,arreglar lo que he estropeado. Y sin embargo,sé que he hecho bien. No puedo vivir toda mi vida una mentira. Voy en su busca,pero me detengo junto a la entrada. Ha sido tanta la intensidad de nuestras palabras que hasta había olvidado que aún estoy en pijama.

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