Estoy
frente a la puerta un tanto descorchada de la casa de Brian. Mientras
me decido a tocar el timbre,pienso que no les vendría mal una manita
de pintura. Me encantaría todos mis pensamientos se redujesen a eso
mismo,opinar sobre las puertas de los vecinos. Pulso el timbre con
energía y no tarda ni dos minutos en aparecer el padre de Brian por
la puerta. Michael,se llama. Parece un poco sorprendido,incluso
contrariado al verme. Debe estar molesto,considerándome la culpable
de los males de su hijo. Me indica que espere allí mismo,que en
seguida baja Brian. Y mientras espero,observo el interior de la
casa,completamente en silencio. Igualita que la mía,que siempre
tiene trajín por allí y por allá. Si no es una cosa,es otra. Nunca
falla. ¿Seguirá igual de vivaz y animada cuando yo haya sido
desterrada?Supongo que no. Hasta me aterra pensar el sufrimiento que
infringiré a mis padres. No quiero pensar mucho en ello,pero supongo
que estaría bien que poco a poco le fuese dejando caer mi decisión.
Brian
aparece ante mí con el rostro descompuesto. No me imaginaba que
estuviese tan mal a causa de mi anuncio. Se vuelve hacia el interior
de la casa de donde surge la enorme sombra de su padre,que casi lo
empuja al exterior.
- Ahora no es buen momento,April.- Me explica.
Sé
que me lo dice a mí,pero es difícil confirmarlo porque ni siquiera
me mira. No quiero aceptar un no
como respuesta. Aunque tampoco me apetece insistir mucho delante de
su padre,vaya a ser que se nos escape algún detalle de la boda
cancelada. Por suerte,es éste mismo el que apremia a su hijo.
- Brian,vas a arreglar las cosas con April. Y no mañana ni pasado,sino ahora. Id a dar una vuelta por el pueblo,invítala a un helado. Toma.
Introduce
la mano en el bolsillo derecho del pantalón y extrae la cartera. Le
entrega a Brian un par de billetes. Vaya,con eso tenemos para cinco
helados cada uno. Se podría decir que el señor Michael es más
insistente que mi madre y todo. A pesar de ello,Brian rechaza el
dinero de malas formas.
- ¡Que no me voy a ninguna parte,joder!
Esto
provoca la furia de su padre,que también eleva el tono. Me doy
cuenta de que estoy presenciando una escena bastante desagradable.
- ¡De eso nada!¡Compórtate como un hombre!
- ¡¿Un hombre como tú?!
Estoy
aterrorizada. No sé donde puede acabar todo aquello. El padre de
Brian se acerca a mí y por un momento pienso que va a golpearme. Es
absurdo,pero aún así retrocedo un poco. Él abre mi mano y coloca
en ella los dos billetes. Acto seguido se da la vuelta y agarra el
pomo de la puerta.
- ¡No te quiero de vuelta hasta que esté todo solucionado!¡¿Entiendes?!
A
Brian no le da tiempo a responder porque la puerta se cierra ante sus
narices. Busca una forma de volver a entrar,pero la llave está
echada por dentro y las ventanas están cerradas. Impotente,agarra un
pedrusco del suelo y lo estrella contra la puerta. No soy capaz de
ver venir sus intenciones y me estremezco al ver que lanza otro
contra una de las ventanas,y el cristal se hace añicos. Totalmente
asustada,lo agarro del brazo y lo saco de allí. Él se resiste.
- ¡¿Qué haces?!¡Para,por favor!
Estoy
desesperada.
Finalmente
deja de luchar y se agacha en el suelo,escondiendo la cabeza tras sus
rodillas. Me parte el corazón verlo así. Me siento junto a él y
acaricio su espalda con suavidad. No obstante,seguimos en el patio de
su casa. Tengo que llevármelo de allí.
- Brian,-Susurro,con una ternura que no utilizo con él desde hace tres años.- acompáñame,por favor.
Él
tarda en reaccionar. Se pone en pie y creo notar un brillo que aporta
a sus ojos un tono vidrioso. Me desconcierta que se ponga así sólo
por mi presencia. No sabía que detestase tanto hablar conmigo.
Caminamos en silencio hasta llegar a un pequeño banco de madera que
hay a las afueras del parque. Le invito a sentarse,todo con mucho
tranquilidad,porque lo último que necesito es alterarlo aún más.
Yo me quedo de pie. Estoy demasiado nerviosa,y tengo que aparentar
todo lo contrario. Me resultará más fácil estando en pie. Brian
contempla el horizonte con la mirada perdida.
- Si quieres,te dejo sólo...- Me atrevo a decir.
- No...No me dejes. Te lo pido por favor.- Responde él al fin.
Asiento
lentamente.
- ¿Puedo...?
Señalo
el sitio que queda libre en el banco,a su lado. Me ha relajado mucho
el hecho de que prefiera que me quede. Él sigue el rastro de mi
mirada y adivina mis intenciones.
- Pues claro,Ap.
Ap.
Hacía tiempo que no me llamaba así. Muchísimo. Al menos desde que
ambos teníamos ocho años y jugábamos juntos justo en este mismo
parque. Él parece leer mi mente.
- ¿Recuerdas cuando éramos dos críos que jugaban al escondite entre los árboles del parque?- Comenta con voz distraída.
Sonrío
al evocar aquellos momentos. Todavía faltaba un año para que
nuestros padres nos revelasen el compromiso,y aún nos veíamos como
eso,dos buenos amigos.
- Sí. Y también recuerdo que tú nunca conseguías encontrarme.
Intento
bromear para relajar el ambiente. Brian esboza una fugaz sonrisa y
luego deja de mirar el horizonte para contemplarme muy serio.
- Todavía sigo sin encontrarte.
Enmudezco.
No sé muy bien cómo entender eso.
- ¿Es una metáfora?
Él
suelta una risita triste y baja la mirada.
- Sí,April. Es una metáfora. Siempre te hizo mucha ilusión nuestro compromiso. Y de un día para otro,me comunicas que no te vas a casar conmigo.
- No fue de un día para otro. La decisión estaba tomada desde hace años. Sólo es que no la supe exteriorizar hasta ese día.
Brian
me mira con una mezcla de molestia,no,ni siquiera eso. Con una mezcla
de pesar e intriga.
- ¿Y cuándo lo decidiste exactamente?
Suspiro.
No me gusta rememorar ese día. Siempre me produce mareos.
- El día que me desenamoré de ti.
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